El financiamiento constituye un factor primordial para el crecimiento y la prosperidad, pero para ser verdaderamente efectivo, en la actualidad debe ser robusto, moderno, resiliente y servir las necesidades de un amplio espectro de partes interesadas. Los países deben enfocarse en mejorar cuatro áreas prioritarias: infraestructura financiera digital y pagos digitales, gobernanza de servicios financieros, datos y sistemas financieros, e inversiones para el crecimiento económico. Las políticas en estas áreas deben apoyarse en los principios fundamentales de transparencia, previsibilidad, inclusión y crecimiento económico.
Los gobiernos pueden generar confianza en el mercado realizando cambios regulatorios para los servicios financieros con transparencia y priorizando la previsibilidad a largo plazo en las políticas. La inclusión financiera es un factor clave para el crecimiento económico y el empoderamiento de las comunidades y, en una economía cada vez más digitalizada, las acciones de los sectores público y privado pueden aumentar de manera palpable el acceso a las instituciones y los servicios financieros formales. Las alianzas innovadoras de financiamiento público-privado tienen el potencial de acelerar tales aumentos.
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